Tissot se fundó en Le Locle en 1853 (de ahí que aparezca la fecha en las esferas) por Charles-Félicien Tissot y su hijo Charles-Émile Tissot. En 1958 el hijo se fue a Rusia en lo que constituyó una exitosa aventura comercial, ya que vendió relojes a los zares y en consecuencia a toda la aristocracia y alta burguesía rusa.
Este modelo tiene sin duda una clara vocación clásica, pensada para gustar en todas partes porque los numerales romanos tienen todavía mucho predicamento para identificar lo clásico y lo señorial. Tengamos en cuenta que muchos compran un reloj para llevar siempre y por tanto debe valer para ir a trabajar como para ir a la boda de un amigo o a una excursión en el campo. Por eso los relojes que más se venden son así, clásicos.
Detalles
En la esfera Tissot ha querido ofrecer un poco más de calidad y para ello ha organizado dos secciones muy distintas y separadas por un pequeño anillo que contiene los minutos. Por un lado el círculo central con decoración rayos de sol y por otro una franja con Clous de Paris (clavos de París), una decoración habitual en relojes de alta gama, como es de esperar, está hecho industrialmente, pero se agradece su inclusión.
El otro factor importante del reloj es sin duda el calibre que integra: el Powermatic 80. Fue la propia Tissot quien lanzó en 2013 este calibre ETA, modificado para tener 80 horas de reserva de marcha (algo no visto hasta entonces en relojes del segmento bajo). Desde su aparición hasta ahora se ha acreditado como un gran calibre; no sólo por la reserva de marcha, sino por la precisión. Aunque late a 21.600 alternancias a la hora en vez de a 28.800 alternancias, la precisión es excelente. Y es que el calibre sale ajustado de fábrica con láser, de manera que ni quiera trae la tradicional raqueta de ajuste.
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